Os dejo un comentario de la obra Santa María del Naranco, joya del prerrománico asturiano. Dicho comentario, extraído de la página personal del profesor de Arte Enrique Valdearcos, es de obligado estudio como bien sabéis.
SANTA MARÍA DEL NARANCO
Arte
prerrománico asturiano.
Años: 842-850.
Monte Naranco al
noroeste de Oviedo (Asturias). España.
Análisis:
En planta vemos un edificio cuyo espacio interior aparece dividido en dos
pisos, ambos abovedados. El superior estructurado en tres partes: la central, con
muros perforados y, por los extremos, a través de arquerías triples, se accede
a los dos miradores, abiertos por las tres fachadas al paisaje mediante triples
arquerías peraltadas sobre columnas de orden corintio. El piso inferior también
repite esta distribución en tres estancias con muros más gruesos. A todo esto
se suman dos pórticos laterales a los que se accede a través de doble
escalinata pegada al muro. El de un lado ha desaparecido.
En la imagen del interior vemos que el edificio se cubre mediante sistema
abovedado constituido por bóveda de cañón reforzada por arcos fajones de
sillería que articulan la construcción, cuyas anchuras disminuyen gradualmente
hacia los extremos, revelando un conocimiento de las leyes de la corrección
óptica. Apoya la bóveda en grueso muro, teniendo al interior una arquería que
rodea el edificio con arcos de medio punto peraltados y ciegos, que descansan
sobre haces de cuatro columnas con fustes estriados y capiteles prismáticos con
sogueado. Al exterior, esbeltos contrafuertes recorren toda la altura,
contribuyendo a la sustentación de toda la estructura abovedada. Son estructuralmente
necesarios para estribar la bóveda de cañón principal pues este tipo de bóveda,
cuando tiene gran dimensión, tiende a empujar lateralmente sus soportes y
hundirse en el centro.
En el piso inferior se monta una bóveda de medio cañón sobre el muro ya
que el peso lateral es menor por la altura. Esta bóveda sirve de suelo al piso
superior y como el muro recibe toda la carga, está muy poco perforado. Todo el
material es mampostería en muro y bóvedas y sillar en elementos de soporte.
Todo el edificio está articulado mediante el sistema de bóveda con arcos
fajones sobre arquería ciega que descansa en pilares-columnas al interior y
gruesos estribos al exterior. Este sistema concentra puntos de peso vertical y
tangencial y permite abrir vanos en el muro, el cual aumenta su ligereza por el
peralte de las arquerías. El conjunto de huecos de los tres pisos confiere al
muro unas posibilidades claroscuristas únicas en edificios de este tiempo. Todo
el edificio es estructura desnuda y verticalidad.
en medallones con decoración de
sogueado y pequeños motivos figurativos (tallos vegetales, aves, cuadrúpedos,
jinetes y figuras humanas ejecutados toscamente). Este motivo recuerda a las
bandas de tela de donde colgaban escudos en la cultura celta de la zona. Toda
esta decoración rescata temas de la cultura prerromana de la región. Uno de los
motivos que más se repite es la triple ventana montada sobre cuatro columnas, con el arco
central más alto y peraltado y que es característica de lo asturiano.
Comentario:
A mediados del siglo IX, durante el corto reinado de Ramiro I (842-850),
se construyen en una colina próxima a Oviedo, a los pies del Naranco, una serie
de monumentos que se convierten en exponente de la plenitud del denominado arte
asturiano. Según las crónicas, había allí diversas construcciones “palatia et
balnea” Así, la Crónica de Alfonso III, redactada en el siglo siguiente,
enumera las dependencias del conjunto palatino de Ramiro: «Entretanto, el dicho
rey fundó una iglesia en la falda del Monte Naranco, distante de Oviedo dos millas,
de admirable belleza y hermosura perfecta... Además, edificó no lejos de la
dicha iglesia, palacio y baños bellos y hermosos». Las dos construcciones
conservadas son: la llamada Santa María del Naranco, que era el Palacete, Salón
Real o Aula Regia, transformado después en Iglesia (consagrada en 848 hasta 1930
en que fue restaurada y desacralizada); el otro edificio fue erigido para ser
capilla del anterior Salón Real, dedicada a San Miguel (sólo se conserva poco
menos de la mitad del templo) hoy denominado San Miguel de Lillo.
Su funcionalidad espacial está sujeta a interpretaciones. Para unos, en
el piso inferior, la parte central sería para la guardia y servidumbre y los
extremos estarían ocupados por el baño a un lado y una capilla privada en el
otro. El piso superior o Salón Real, estaría reservado para el Rey y su corte a
modo de Aula Regia o Salón del Trono al modo carolingio. En general, el
atrevimiento del abovedamiento general y de su desproporcionada verticalidad
respondería al intento de potenciar la monarquía de Ramiro de cara al exterior,
de “recordar” al gigante carolingio que aquí hay un reino cristiano rodeado del
enemigo musulmán.
Hasta
la llegada del Románico este es el único edificio que presenta una estructura
abovedada tan estudiada y armónica. El sistema de concentración de pesos en puntos
y de contrarresto de empujes antecede a la arquitectura románica en siglo y
medio y hace del periodo ramirense, junto con San Miguel de Lillo y Santa Pola
de Lena, un paréntesis de esplendor en el tosco mundo de los reinos cristianos
hispánicos.
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